La mutabilidad del pasado.
El apasionamiento con el cual abordamos las contingencias del presente y las
incertidumbres del futuro, más la distancia que normalmente existe entre los nuevas evidencias e
interpretaciones del pasado del conocimiento de la opinión pública, hacen que
se permanezcan ciertas imágenes o versiones del pasado que más han perdido por así decirlo pertinencia
explicativa o derechamente son a todas luces una falsedad. Sabido es que el
conocimiento científico es acumulativo,
pero cada cierto tiempo los investigadores
nos sorprenden con nuevas interpretaciones a partir de nuevos hallazgos
o descubrimiento que derrumban las explicaciones que hasta ese momento se consideraban validas.
Podemos mencionar acontecimientos
que aportan en esta dirección: entre los más reciente la exposición Pitren.
1000 que acaba de ser inaugurada en el Museo Regional de La Araucanía , que
es el resultado de las excavaciones realizadas en un predio de Labranza en
el que “pudieron rescatar y documentar
los contextos funerarios presentes aún en terreno, con un total de 55 tumbas,
190 piezas de cerámica y 130 instrumentos líticos (de piedra). Otros artefactos
culturales recuperados y que resultan únicos hasta ahora son 9 aros de cobre,
restos de collares y colgantes elaborados con cuentas de cerámica, piedra y
conchas de ostiones, parte de la fibra vegetal que unía las cuentas, y un
pequeño fragmento textil elaborado con fibras de alpaca” según lo informado por el Diario Austral. Los pequeños aros de metal que hoy podemos observar en la muy bien
preparada exhibición nos abren muchas interrogantes sobre lo que se suponía era
el uso de los metales entre los mapuches, el cual habría surgido a través del contacto con los españoles unos 400
o 500 años después. Al menos mientras
siga siendo la única evidencia se pueden elucubrar variadas hipótesis acerca de
la significación y relevancia tuvo el
uso de metales entre cultura considera anterior
a la Mapuche.
Otra situación a considerar al menos a lo
que a mí respecta, es la publicación en Chile del texto” Monumentos, Imperio y Resistencia en
los Andes. El Sistema de Gobierno Mapuche
y Las Narrativas Mapuches” del
Arqueólogo Tom D. Dillehay en el
reciente año que paso. Es uno de los
libros más relevante que se hayan
escrito sobre el pasado de lo que hoy es la Región de La Araucanía. Recurriré a una
cita Ana Marriella Bacigalupo,
antropóloga la que a mi juicio representa adecuadamente lo que representa este
trabajo.” Este decisivo libro ofrece una nueva comprensión de la organización
sociopolítica y religiosa y religiosa araucana en el centro sur de Chile entre
1550-1850, a través del análisis arqueológicos de los paisajes sagrados, las
fuentes etnohistóricas y las narrativas rituales de los chamanes
contemporáneos”. El acabado estudios de los Kuel (cerros artificiales de
carácter ceremonial) sitúa a esta
cultura originaria de este territorio con vinculación con lo que se ha
denominado el pensamiento andino, lo cual estaría a la base de la estructuración política y religiosa y
la utilización de técnicas de regadío que
provendrían del contacto con los Incas.
La obra de Dillehay debiera propiciar una
amplia discusión académica en las
ciencias sociales del país y particularmente en
quienes son parte de ella en nuestra región, pues sus alcances no solo deben reformar los
programas de la formación de las
carreras afines, sino que obligan a repensar nuestro pasado con
las beneficiosas consecuencias que esta situación tiene para nuestro
presente y futuro.
No comments:
Post a Comment