Saturday, July 25, 2015

Noventa nueve años y 361 un día de Nicanor Parra

Lectura presentada en la Sala de Arte de la Plaza "Aníbal Pinto" de Temuco el día en que todo Chile leyó los poemas de Nicanor Parra en honor a sus 100 años:

Noventa nueve años y 361 un día de Nicanor Parra
El calificado de "poeta magnánimo" de cuerpo presente,
cautela paltas peuminas en la 511 rumbo a Ñuñoa
y piensa en el "poeta magnánimo" lustros atrás,
apenas llegado a los pies del Ñielol,
aguantando sin mucho estocismo
los vientos de inviernos en los lomajes de Dollinco, Bollilco, Mataquito, Botrolhue, Pelleco en su días de encargado sociocultural de la ONG Sociedad de Desarrollo Campesino Mapuche;
rol incomprendido como me lo representaron los antropólogos láricos
e Isaias Bravo Q.E.P.D. ( no éramos parientes) socio y mecánico de la Sociedad de Desarrollo Campesino Mapuche.
Y yo que por entonces andaba según tú de "poeta magnánimo”
miraba y remiraba un mapa grande de la región pegado en la pared de una de la habitaciones de la casa arrendada de la calle Perfecto Ramírez, devoraba cuanto escrito hubiese: menestras, estadísticas, grafemarios, disquisiciones, anticipaciones, predilecciones del territorio elegido,
Pues el "poeta magnánimo" estaba empeñado en ser un avezado sociólogo de la ruralidad y los saberes remotos
Lo que queda del "poeta magnánimo" ya paso agosto y como siempre para el Fiestas Patrias, no bailará cueca (solo una vez lo hizo, cuando estaba en campaña de concejal en la que saco 1364 preferencias), a lo más se mandará unos alaridos propiciatorio y vagará con la mirada por los cielos buscando el volantín que nunca encumbró.
El poeta "magnánimo"
va y vuelvo, a bordo de un
ingenuo alazán de azares y promesas
incumplidas y de las otras
El "poeta magnánimo"
piensa como serán los pies
de Parra después de tantos  bototos
El "poeta magnánimo" agradece a la veinteañera de la foto en blanco y negro haberlo traído
a esta conversación que dista el calificado "poeta magnánimo",
en latidos de ausencia y horcajadas de luz entre las gradientes que conducen hacia el vacío.
PARENTESIS
Este "poeta magnánimo" se gana un pisco sour “catedral” en su punto,
por allá por donde José Antonio cabalga en su corcel de paso peruano. Cierre de Paréntesis
Pero el "poeta magnánimo" o lo que fue de él, sigue en la 511
que se da más vuelta que cabro chico con piduyes
Y Parra allá en Las Cruces, choreado de verdad por la
Oda al Caldillo de Congrio de Neruda
Y el "poeta magnánimo" que fui para ti
sigue en su trashumancia vigilando sus alforjas
y vuelve escriturar " no es falta de cariño, te quiero con el alma.

Tuesday, July 17, 2012

Chile Líquido

Chile Líquido

Jorge Bravo Cuervo
Publicado el 15 de Abril, 2011
Uno de los principales sociólogos en actividad de nuestro tiempo  es el polaco Zygmunt Bauman, ha generado uno de los análisis más lucidos sobre la sociedad contemporánea. Al le debemos   el término de modernidad líquida en donde el fluido incesante de los cambios no promete un nuevo estado, como si lo hacían los viejos tiempos de la modernidad sólida (como la califica el autor), en donde se aspiraba al cambio del cuál se obtendría  una sociedad perfecta en el sentido que  trasformar esta situación significaría un empeoramiento.
La particularidad del estado líquido es que no se fija su condición y este constante cambio lo induce a resolver  el problema acuciante del momento sin aspirar a una concreción definitiva. Lo anterior ha traído como consecuencia un desplazamiento del eje de incorporación de las personas a la sociedad de productor a consumidor. Esto  conlleva  consecuencias para las personas, las cuáles han ganado en libertad pero a costa de perder seguridad. Hemos ganado en  las posibilidades de ejercer nuestra libertad, pero paralelamente reina la precariedad, la incertidumbre. Abolido el reconocimiento como productor, la afirmación  en tanto consumidor, es una trasformación que incluye al mismo individuo el cuál se oferta en el mercado y  su vez es requerido en esa condición. Se amplia los espacios de competencias y se debilitan los lazos solidarios que anteriormente nos protegían, el estado, la política, las organizaciones sociales. Finalmente, la  incompetencia es resultado de  malas decisiones personales y no responsabilidad del sistema.
Lo peculiar es que un libro del 2007 del autor “Vida de Consumo” presenta múltiples ejemplos de cómo este proceso se esta consolidando en Europa, digamos entonces que el profesor de Universidad de Leeds no ha tenido oportunidad de conocer  lo que ha ocurrido en nuestro país,   que paso de un intento fracasado de revolución marxista en democracia -finalmente un proyecto intrínseco de la vieja modernidad-  a la instalación de un modelo neoliberal concentrador que ha intensificado la condición de los consumidores a grados superlativos. De lo anterior algunos ejemplos: la utilización de los textos escolares para promocionar el uso de bienes  entre los estudiantes-consumidores,  pasando por la exclusión del mercado laboral de los mayores 50 años o la banalización de los contenidos de los medios de comunicación, o la violación sistemática de leyes del trabajo, aprovechando  la siempre presente amenaza de la posibilidad de estar sin ingresos con toda la claudicación  que ello significa para la condición de consumidores.
Pero dejemos Bautman que nos explique la fascinación que nos provoca la sociedad de los consumidores: “promete felicidad en la vida terrenal, felicidad aquí y ahora en todos los “ahoras” siguientes, es decir  instantánea y perpetua. Es también la única sociedad que se abstiene de justificar y/o legitimar  la infelicidad”, salvo en lo referido al castigo de los criminales. Pero como en el poema “es tan corto el amor y tan largo el olvido”, pues  obtenido el bien comienza  su obsolencia y la necesidad de volver a encontrar la felicidad en una nueva compra. El “futuro esplendor” de una revolución silenciosa que se ha instaurado dominándonos desde los escaparates, vitrinas y campañas de marketing que están atentos a que sigamos perpetuando esa libertad tan fecunda de consumir y de ser consumido.

Wednesday, July 11, 2012

El descrédito de la militancia.




Cuando la política siempre ha sido tema, por opción de vida personal  y  de los cercanos, porque invariablemente ha sido parte constitutiva de la   conversación familiar y amical resulta un tanto más complejo tomar  una distancia que apele a  la neutralidad. Así que voy hablar más de mi propia experiencia que por cierto  esta  inmersa  en los tiempos de vértigo, desasosiego e incertidumbre  que hoy vivimos  lo cual  afecta  a la actividad que hoy subsiste acosada por  un  entredicho feroz.
Parto entonces  por retrotraerme  a la primera  vivencia de militancia que no fue en un partido, sino en una figura creada entonces por los proscritos partidos de Izquierda para ampliar su influencia  e intentar generar movilización social   eran los comités de resistencia a la dictadura de Pinochet, los cuales  emulaban en su nombre a  los heroicos militantes de la resistencia anti nazista y fascista europeos. Era los finales de los setenta, los riesgos  de participar  por entonces   podía con llevar ser  visitante, - no  por gusto- de las oscuras dependencias  de los agentes represores del Estado. Se militaba entonces por compromiso, por convicción, las páginas de  las publicaciones mimeógrafos alimentaban la esperanza en que el fin del régimen era posible si es que el pueblo  lograba vencer el miedo  y la opresión. El incipiente  movimiento estudiantil y  el avance a una nueva etapa mas “institucional” de gobierno de facto  abrió espacios para que emergerán  con mayor visibilidad las opciones partidarias, y se trasladara al interior del país la discusión que se daba en el exilio acerca de las diferentes vías para recuperar la democracia. Particularmente  mi vinculación por entonces, fue con el MAPU, que en estricto rigor éramos un pequeño núcleo de militantes los que hacíamos diversas acciones de solidaridad,  propaganda, reflexión y estudio que nos daban una pertenencia,  lo que además  nos entregaba  elementos para  problematizar la realidad.  La división una vez más del  Mapu desde donde salió el Movimiento  Lautaro de la cual circunstancialmente me toco ser testigo aunque no participe, (pues literalmente sucedió en la habitación que yo subarrendaba  en Lima), me hizo tomar distancia a la espera de que emergiera algún nuevo referente de mayor capacidad de aglutinación, lo que ocurrió con la fundación del PPD. Cabe señalar que la primera etapa de este, que va desde su primer  momento con ente instrumental  y su posterior sobrevivencia como un nuevo referente, fueron los más prolíficos en donde hubo atisbo de renovación y espacio para nuevas temáticas. Lamentablemente con el tiempo como una suerte de hoyo negro  de la política chilena el PPD ha concertado la suma de todos los males, producto  de una estructura de caciquismo  que solo tiene sentido como un referente electoral  en donde pampea por su ausencia  la discusión política la cual más bien ha perdido sentido al interior de él.      
 No es de extrañar  que observemos  en el conjunto de  los  conglomerados   situaciones  que van en desmedro de  los militantes de base y generen de paso una sanción de la ciudadanía que encuentra en otros espacios los canales de participación  que hace algún tiempo eran propios de los partidos.  En este escenario tan desbastado para la clase política no habrá  un proceso de renovación, sino lo que hoy  al menos ocurre es que  más bien  se trata  de aferrarse a lo que se tiene, la transformación    emergerá  desde la  movilización ciudadana,  los nuevos liderazgos  y referentes políticos  orientados a   construir un Chile de oportunidades y no de resignación. Esta historia recién comienza.  



Las lecciones porcinas



El año 2012 se está caracterizando por los fuertes conflictos regionales que enfrentan a las comunidades con los intereses de las grandes empresas del país o con el exacerbado centralismo de la gestión pública, que es a no dudarlo uno de los males endémicos del país. Lo preocupante es que a este respecto el último mensaje presidencial no puso la debida atención, siendo perfectamente esperable que hubiésemos sido testigos del necesario golpe de timón, pues es ya una necesidad ineludible que las autoridades ejecutivas de las regiones sean elegidas y que sus gestiones cuenten con los recursos humanos y económicos necesarios para avanzar hacia un país capaz de ofertar un desarrollo armónico al conjunto de los territorios del país.
Es paradójico que justamente en el periodo en el cual ha sido más evidente la debilidad de los ejecutivos regionales no se sepa quiénes serán los integrantes de los próximos Consejos Regionales, por cuanto la ley que convertiría el acceso a estos cargos por la vía de la elección directa continúa su soporífera tramitación en el Congreso Nacional, sin que aparentemente esta situación amerite mayor preocupación.
Para muestra de cómo cotidianamente se están experimentando estos conflictos, veamos el caso de Freirina, la comuna que iba a convertirse en la “capital mundial de la producción de cerdos”. Lo sucedido aquí pone una vez más de manifiesto la profunda crisis de legitimidad de la institucionalidad regional y también municipal, ya que en Freirina el alcalde tenía por lo menos una posición muy compresiva hacia la empresa y muy sancionadora sobre las protestas que encabezaban los ciudadanos de su comuna. Una vez más, recién cuando el conflicto se exacerbó a límites que avizoran consecuencias devastadoras, los más altos representantes del gobierno central se allanan a utilizar al máximo sus atribuciones para alcanzar una solución. El problema de esta manera de operar es que deja cada vez más en evidencia la deficitaria institucionalidad y la urgencia de generar espacios legitimados de participación social. Y este acápite, entonces, no abandona la posición de una asignatura reprobada de las elites del poder.


La Aldea Chilena




Residuales, remotamente consideradas y menos escuchadas, a veces herederas de rancherías venidas con los vientos, caletas pesqueras milenarias, afincamiento de los que no tenían lugar, de los desheredados, otrora antiguas estaciones que servían a los fines operativos del ferrocarril, a lo mejor estancias por las cuales pasaron la fortuna y la riqueza y de ellas ya no quedan más que algún relato de añoranza. Las entre  veo  una y otra vez al moderamiento leve de la velocidad de los  vehículos que me trasladan, se ubican a  las orillas de  carreteras que conducen a las ciudades o al  menos a las cabeceras comunales. La aldea,  en si misma no es un lugar para grandes aspiraciones, a lo sumo un cuartel de bomberos en permanente carestía, una posta, la capilla católica, un par de pequeños templos evangélicos, un retén de carabineros a lo más. La presencia municipal, un concejal quizás  que una y otra vez deja en las actas de los  Concejo Edilicio, la necesidad de asfaltar la calle principal, o de un turno extra de auxiliar de la posta de salud, o mayor dotación para el reten de carabineros, que la micro no deje de llevar  a los alumnos que van a liceo del pueblo, que no se cierre la oficina de correo,   o apoyo para que la pareja de cueca oriunda,  pueda representar a la comuna en la final provincial, el suma y sigue de la existencia aldeana.

La existencia señalada por la campana de la escuela que con su repicar delinea los límites del poblado. La vida social reducida a un par de cantinas, a la contienda deportiva dominguera del único club de fútbol con sus tres series o la completada pro-fondos para el paseo de fin de año. Para algunos un sitio de paso, un destino imprevisto que se espera dejar pronto. Para otros su terruño, el espacio en que se realizará, hará familia y en que finalmente resignara sus huesos. Una preocupación permanente, beneficios, junta de firmas para tal o cuál gestión, son los lugareños orgullosos, representados por dirigentes; gestores de lo social que buscan que los adelantos no se queden allá en el pueblo, que también ellos pagan impuestos y son igualmente ciudadanos. Así  que hay que movilizarse para que los adelantos que las ciudades y pueblos han llegado hace décadas lleguen a la aldea.


La  aldea chilena siempre postergada por  la ciudad o pueblo  de la cuál depende administrativamente, accede a cierta atención excepcionalmente en los noticieros de la televisión  y en general de los medios, cuando  alguna tragedia pernocta en ellas.  El desolador panorama de poblados destruidos por completo (es el caso del terremoto del año pasado), identidades patrimoniales que parecían estar allí  a la medida de la armonía, acorde los sonidos  archireconocidos o  los perfumes del aire de acuerdo a las estaciones del año casi fueron extinguidos. Puestos en la orfandad, el aldeano, apela un eco recóndito que lo impulsa a continuar a superar los miedos a las réplicas telúricas y las incertidumbre de quien ha sido golpeado duramente  una vez más apelando a la vecindad y al compartido amor terruño saldrán adelante. 

Es  un escenario privilegiado del protagonismo anónimo y esforzado del chileno, al cuál hoy más que nunca debiera reconocerse y valorarse, con medidas concretas como la creación de delegaciones municipales  acompañados por  consejos consultivos con recursos financieros, asignaciones  que permitan avanzar en la descentralización desde la base y hacer de Chile una sociedad poderosa en convivencia social y ciudadanía.






El último tren



Una lánguida rémora de lo que fue su esplendor ferroviario continúa aún en movimiento: es el tren que nos une a la ciudad de Victoria e intermedios, además del servicio único y exclusivo para los alumnos de Instituto Claret durante el año escolar. Es una porción insignificante del tráfico que movía multitudes y que en sus primeras décadas fue nutriente de la pujante ciudad. No con la asiduidad debida suelo abordarlo, pues nuestra familia, que no es ferroviaria, manifiesta una suerte de vocación atávica por experimentar el viaje sobre rieles. Acercarse al andén es ya introducirse en una solemnidad que irradia desde detalles tales como: el ceremonial ferroviario, la monumentalidad de los vagones, la apaciguada disposición de los pasajeros para abordar el tren. Esta vez se trata de un recorrido turístico que nos depara la “Cata” una sobrina que proviene de Copiapó y que ha venido a visitar a Julia, mi hija, y no ha tenido la oportunidad de viajar en este medio de comunicación con anterioridad.
Así que mucho antes de su partida ya estamos en la estación. No son muchos los “colegas” de destino, de pronto un rostro conocido, la única maquinista mujer, pasa con su paso fuerte y decidido en pos de lo que será su colación. Inmediatamente es bautizada por las primas como la “mujer-tren”. Y ya sentados, y en marcha a nuestro lugar de destino, se la imaginan ufana y poderosa tocando una y otra vez el poderoso pito del tren. Nos llama la atención que la misma funcionaria que nos vendió los boletos, es ahora quien revisa y cobra los pasajes. Es la austeridad que por estos días define a la empresa, reflexionamos. Cercanos a nuestros asientos, unos ferroviarios y un ex-colega comparten sueños y frustraciones sobre lo que podría ser un reflote o la lápida para el que alguna vez fue catalogado como la columna vertebral del país. Es sabido que casi de milagro se mantiene en funcionamiento este trayecto, pero que un día de estos no será más que nueva postal de lo que fue.
El andar es cómodo, la temperatura agradable por el aire acondicionado No es convoy destartalado ni sucio, se nota cuidado y bien mantenido. Los pasajeros que van abordando y descendiendo a partir de Pillanlebun  se ven calmos, satisfechos de tener la oportunidad, por un módico precio, de que el tren sea parte de sus vidas. En el trayecto mi hija le va contando a su prima de sus viajes de niñez, de la magia que estos tenían, pues significaban pasar la noche en él, entrever la luna y las estrellas, un paisaje de penumbras que parecía constituir escenarios de aventuras y de encanto. Pero hay algo más: el viaje en tren de los primores era una metáfora del milagro de estar en este mundo. Un espacio en movimiento que nos sintetiza, que más allá de nuestra necesidad cotidiana de sentir que estamos en un lugar delimitado, está la posibilidad de buscar nuevos rumbos, de “ir más allá del horizonte”.
Nos quedamos gran parte del día en el “pueblo dividido por los silbatos de las locomotoras”, como escribió el poeta hoy convertido en leyenda Jorge Teiller. Las primas compran retazos de géneros en una tienda de esas que se quedaron inmensas desde sus años mozos, saciamos el apetito en el Compadrito.com, donde nos recibe al abrir la puerta el retrato oficial del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, que data de 1927. Visitamos la piscicultura y vemos cómo un “Martín pescador” realiza una pesca no autorizada. Y nos vamos a la estación, donde la cálida conversación de los ferroviarios nos aminora la espera del puntual automotor “camello”, que nos trae de vuelta a Agua de Temu con ese traqueteo que nos relaja y nos conforta. ¡Aún tenemos trenes, disfrutémoslos!

Wednesday, July 04, 2012

“Don Sergio”



La reciente celebración del día internacional del libro no paso inadvertido en la región, pues los eventos y notas periodísticas no dejaron algunas conclusiones muy relevantes sobre la producción editorial  se habla de un promedio de 14 libros al año   nacidos en  La Araucanía, la tarea entonces será establecer su contribución a los campos de conocimientos y ayudar a difundirlos. Hoy nos referiremos a uno editado el año 2009 por la Universidad Católica de Temuco: “La Acción Social  en la Diócesis de Temuco, El período pastoral de Monseñor Sergio Contreras Navía”.
No haremos en esta columna un análisis del texto escrito por  un sociólogo Luzio Iriarte, un sacerdote Juan Leonelli y un diacono Guillermo Díaz  todos  actores a su manera del período descrito, pero si  quisiera resaltar su relevancia. El texto no es una  semblanza de la persona del  obispo, sino un acercamiento multidisciplinario y testimonial,   que  busca dar cuenta  de  la acción de la iglesia  derivada del Concilio Vaticano II   y que tuvo  una particular consideración de la Diócesis, en virtud de  una historia con propia que la diferencia de  la del resto del país  “La historia reciente de La Araucanía es corta y la situación es explicable desde los acontecimientos que se han ido sucediendo en algo más de 100 años” (pag31)
En este contexto, el período crucial en que le toca  ejercer su misión pastoral a Monseñor Contreras  trasciende  en su protagonismo los límites de la Iglesia y lo convierten en  un referente central desde su llegada, por cuanto  bajo el alero de la Iglesia  se  hará la defensa de los derechos humanos, se rearticulará el movimiento indígena y  la acción de los Organismos No Gubernamentales (ONGs) que serán una importante fuente laboral para profesionales excluidos del estado por  su ideología y  que  ejecutarán iniciativas locales de desarrollo que posteriormente servirían de modelo para lo que se implementaría en democracia. Los finales de los setenta y la década de los ochenta la  fuerte  pero comprensiva personalidad de “don Sergio” como lo solíamos nombrar los que no  éramos  personas ligadas directamente a la Iglesia fue una autoridad protectora y alerta a las arbitrariedades y abusos  proveniente del autoritarismo.  A su valor como hombre de fé , le sumaba su capacidad organizativa y resolutiva  fruto suponemos de su formación de ingeniero, creo que expresó a mucho de que estábamos aquí por entonces, que debemos agradecerle   su   gestión en  tiempos  peliagudos.
Una vez más la imagen dice más que las palabras, la portada de libro muestra al prelado con un megáfono subido en una carreta dirigirse a esa multitud de mapuches que  participo del  “Encuentro del Conunhueno “   en el año 1979  y  siempre se dirá de él “no dirige los encuentros ni trata de ser el centro, pero suelen encargarle el saludo inicial, cosa que hace con mucho cariño  y profundidad. Al mismo tiempo, siempre deja un mensaje sugerente,  que invita al protagonismo, a hacerse cargo de la realidad a vivir una fe encarnada y transformadora de  las circunstancias” (pág 99) .  Así pues en la historia larga de esta nuestra Araucanía, habrá  que dar cuenta que de  esos tiempos en que  los inviernos parecían aun más fríos y la desolación a ratos parecía  dominarlo todo, hubo  un pastor que  asumió como su rebaño a todos sin distinción y nos animó a que lucháramos por nuestros derechos  con las herramienta del entendimiento y de la paz.